Max Heindel

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Max Heindel, conocido como el gran místico occidental del siglo veinte, nació en Julio 23 de 1865, de la familia real de Von Grasshoffs, quien estaba conectada con la Corte Germana durante la vida del Príncipe Bismark. El padre de Max Heindel fue Francois L. von Grasshoff. Emigró, cuando era un hombre joven, a Copenhagen, Dinamarca, donde se casó con una mujer danesa de la nobleza. Tres niños nacieron de su unión, dos niños y una niña. El mayor de sus hijos fue Carl Louis Von Grasshoff, quien posteriormente adoptó el pseudónimo de Max Heindel. El padre murió cuando el hijo mayor tenía seis años de edad, dejando a la madre con sus tres niños pequeños en circunstancias críticas.

El orgullo de la madre de familia y el nombre la forzaron, con su familia de tres niños, a vivir en pobreza para que el pequeño ingreso fuera suficiente. La auto negación fue llevada al extremo en orden que sus hijos y su hija pudieran tener tutores para que pudieran tener su lugar en la sociedad como los hijos e hijas de la nobleza.

Esta vida no fue del agrado del hijo mayor quien dejo el hogar a la edad de dieciséis años hiriendo el orgullo de su madre, entrando a trabajar en un astillero en Glasgow, Escocia, donde aprendió la profesión de la ingeniería. Fue elegido como Jefe de Ingenieros de un vapor comerciante siendo muy joven todavía. Este lo llevó hasta el Oriente, y sus viajes alrededor del mundo en su capacidad de ingeniero dieron a Max Heindel un gran conocimiento del mundo y su gente. Durante años él fue Jefe de Ingenieros en uno de los vapores más grandes de pasajeros de la línea Cunard, viajando entre América y Europa. Entre los años 1895 y 1901, fue un ingeniero consultor en la cuidad de Nueva York. Su primer matrimonio estuvo lleno de decepción y arrepentimiento, finalizando con la muerte de su esposa en 1905.

Max Heindel llegó a Los Angeles, California, en 1903, donde trabajó como ingeniero por un tiempo, pero la enfermedad lo atrapó. El hambre y la privación eran su compañía del diario, sin embargo nunca estuvo ocioso. Con un espíritu intrépido y una determinación para superarse a lo largo de las líneas mentales más avanzadas, él se interesó en el estudio de la metafísica y se unió a la Sociedad Teosófica de Los Ángeles, de la cual fue vicepresidente en 1904 y 1905. Su corazón estaba siempre anhelante por el conocimiento de los misterios profundos de la vida.

Sus primeros años estuvieron llenos de arrepentimiento y despertó su mente a la búsqueda de la explicación de la vida y del ser y creó en él un deseo de entender el dolor, privaciones y sufrimientos de la humanidad. El pensamiento que estaba siempre en su mente era encontrar algunos medios con los cuales ayudar a aligerar la carga de sus hermanos y hermanas en el mundo. Esta luz comenzó a mostrarse cuando encontró las enseñanzas que habían sido dadas por Madame Blavatsky de la Sociedad Teosófica. Mientras estuvo conectado con esta sociedad conoció a la mujer quien fue años después su inspiración espiritual. Ella fue quien lo ayudó a encontrar trabajo. Augusta Foss quien estaba interesada en líneas similares de búsqueda y ella fue el instrumento quien interesó a Max Heindel en la ciencia de la astrología. En esta ciencia él encontró un campo con muchas posibilidades como una ciencia verdadera del alma. Esta le dio la llave con la que pudo quitar el candado de los misterios de la naturaleza interna del hombre. Al aprender a conocer y entender las debilidades del carácter entonces él podía guiarlos y ayudarles a encontrar su propio lugar en el mundo.

La privación y el trabajo en exceso le ocasionaron un problema severo en el corazón en 1905, y por meses él estuvo cerca de la muerte, pero al recuperarse él tenía una percepción más intensa de las necesidades de la humanidad. Él se dio cuenta que la humanidad no sufría tanto por la necesidad de comida física sino por el hambre espiritual que les guiaba a hacer cosas que traerían sufrimiento sobre ellos.

Él inició un tour de lectura que eventualmente lo guió hacia Alemania. En el otoño de 1907, había ido a Alemania con la esperanza de contactar a los Hermanos Mayores de la Orden Rosacruz, no teniendo el éxito que esperaba, según le pareció a él, y con gran decepción se preparaba para regresar a América; pero un día le apareció un visitante de quien luego aprendió era un Hermano Mayor de la Orden Rosacruz, (y quien se convirtió en su Maestro). Este Ser estaba vestido en su cuerpo vital, y le ofreció impartirle las enseñanzas por las cuales él había gastado tiempo y dinero tratando de encontrarlas en Alemania; pero estas enseñanzas podrían solo ser dadas ante él. Max Heindel, debería hace una promesa solemne de nunca divulgarlas, (debían permanecer en secreto). Habiendo pasado a través de un período infeliz de hambre del alma, él estaba más que deseoso de compartir sus conocimientos con otros, quienes como él mismo estaban buscando. Él se negó a aceptar cualquier cosa que no pudiera ser dada a conocer al mundo. El Maestro le dejó.

Después, el Maestro apareció en su cuarto otra vez y le dijo que él, Max Heindel, había pasado su prueba. Él Maestro le manifestó, que si él hubiera aceptado el ofrecimiento, es decir, mantener las enseñanzas en secreto, él, el Hermano Mayor, no habría regresado. Le dijo que el candidato que ellos habían elegido primero, que había permanecido bajo instrucción por muchos años, había fallado al presentar la prueba en 1905; también que Max Heindel había estado bajo observación de los Hermanos Mayores por un número de años como el candidato más conveniente, por si el primer candidato fallaba. Además le dijeron que las enseñanzas deberían ser dadas a conocer al público antes de que terminara la primera década del siglo, que sería a finales de diciembre de 1909.

En esta última entrevista con el Maestro, él recibió instrucción acerca de cómo ponerse en contacto con el Templo de la Rosa Cruz. En este Templo Max Heindel pasó un poco más de un mes en comunicación directa con y bajo las instrucciones personales de los Hermanos Mayores, quienes le impartían la mayor parte de las enseñanzas contenidas en “El Concepto Rosacruz del Cosmos”. El primer bosquejo de este libro, que había sido hecho mientras él estaba en el Templo, el Maestro le dijo que no era más que un esbozo.

Lo pesado de la atmósfera física de Alemania, era particularmente adaptada para la comunicación de los pensamientos místicos de la conciencia de los candidatos, pero a él le habían dicho que las trescientas cincuenta páginas de su manuscrito que había hecho no le satisfacerían cuando él estuviera en la eléctrica atmósfera de América y que entonces desearía rescribir el libro entero. En su gran entusiasmo él al comienzo lo dudó. Él creyó que había recibido un mensaje maravilloso completo. Pero las predicciones de los Hermanos Mayores se hicieron realidad. Después que el Sr. Heindel había pasado unas pocas semanas en la ciudad de Nueva York, lo que los Hermanos Mayores le habían dicho se convirtió en realidad. El estilo en que el manuscrito había sido escrito no le convenció, y se dio a la tarea de hacerlo de nuevo.

Regreso a América en la primavera de 1909 donde él enseguida comenzó a formular el mensaje Rosacruz que había recibido de parte de los Hermanos Mayores. Este fue dado al mundo en la forma de un libro titulado “El Concepto Rosacruz del Cosmos”, que es una obra maestra de la literatura mística. Contiene uno de los más comprensivos y completos escritos, redactado de manera sencilla, sobre la historia de la evolución de la tierra y el hombre que se hayan escrito en siglos. Un ministro de una de las iglesias en la parte noroeste de América hizo el comentario que él tenía dos libros en su mesa de la biblioteca de donde sacaba sus pensamientos para sus sermones; uno era la Biblia y el otro era “El Concepto Rosacruz del Cosmos” de Max Heindel que le permitió ver a través de los misterios de la Biblia para él. Este libro está ahora traducido en ocho diferentes idiomas.

En noviembre de 1909, después de un tour de lectura exitoso, Max Heindel regresó
a Los Angeles donde se reunió con mucho éxito en grupos de lectura y enseñanza.
En agosto de 1910, se unió en matrimonio con Augusta Foss, la mujer que había sido el instrumento de ayuda para él para encontrar la verdad. Con esta ayuda e inspiración el campo de su trabajo se incrementó grandemente de tal manera que pronto se hizo necesario que un cuartel general fuera establecido para el propósito de diseminar la Filosofía Rosacruz. Durante los primeros ocho meses estos dos pioneros vivieron en una pequeña casa de madera de una sola planta en Ocean Park, California, con muy poco dinero pero con el espíritu determinado de comenzar cursos por correspondencia de la filosofía Rosacruz. Después se cambiaron a radicar permanentemente a Oceanside, California. En esos diez años que Max Heindel vivió, al comenzar este gran trabajo para los Hermanos de la Rosa Cruz, él dio tantos libros al mundo como es de ordinario en la vida de un autor de tiempo completo. Los siguientes libros, que este maravilloso hombre dejó como legado para el mundo son:

 

Max Heindel sufrió constantemente a causa de heridas recibidas mientras era un
muchacho. Un número de operaciones sin éxito, que habían removido algunas de las venas y arterias de su pierna izquierda, interfirieron de manera importante con la circulación en su cuerpo, desarrollando con el tiempo un problema vascular en su corazón. Sin embargo, él fue bendecido con una gran energía indomable, y nunca permitía que su condición física interfiriera con su trabajo por la humanidad.

Él tenía un mensaje que dar al alma enferma del mundo y nada debería interferir. Muchas de sus lecciones, letras y libros fueron escritos mientras estaba en cama, después de pasar noches de sufrimiento. Pero el mundo no lo sabía, por la fiel esposa que lo protegía y estaba siempre lista a asistirlo y animarlo. Estas dos almas enfrentaron muchos días oscuros juntos, pero con felicidad en el amor que se tenían uno a otro, sabiendo que ellos eran los instrumentos por los cuales un gran mensaje iba a ser dado al mundo.

En la primavera de 1910 después de un curso de lecturas y lecciones llevadas a cabo en la ciudad de Los Ángeles, Max Heindel cayó enfermo seriamente del corazón. En el hospital, y después de consultarlo varios doctores, quienes, bajo la impresión de que estaba inconsciente, discutían el caso al lado de su cama, escuchándolos decir que por su estado no podría vivir una noche más, ya que su caso no tenía esperanza. Después que los doctores se fueron, Max Heindel, con la asistencia de su Maestro, trabajaron en su cuerpo con el resultado que en tres horas después de que los doctores habían pronunciado su pronóstico él le pidió a un amigo, a quien llamó, que lo llevara a tomar aire en una silla de ruedas; y en una semana después de su experiencia Max Heindel estaba dictando su segundo libro, “La Filosofía Rosacruz en preguntas y respuestas” a un estenógrafo.

Después que este libro fue terminado, Max Heindel comenzó de nuevo un tour de
lectura en los estados de Washington y Oregon, pero fue incapaz de soportar la tensión de la reunión del público, así que regresó al sur de California y nuevamente cayó enfermo
como resultado de exceso de trabajo. Una vez que se recuperó tuvo muchos deseos de
escribir su tercer libro, “Los Misterios Rosacruces”. Es extraño de decir que Max Heindel
realizó su mejor trabajo inmediatamente después de cada vez que caía enfermo de
gravedad, era entonces cuando parecía estar más cerca de su Maestro y en relación
armoniosa con los mundos espirituales.

Con muy poco dinero y un cuerpo en sufrimiento, Max Heindel y su compañera
valiente y leal comenzaron su trabajo pionero en Oceanside, California, de donde las
Enseñanzas Rosacruces fueron distribuidas y esparcidas sobre el mundo entero. Los
diversos libros fueron traducidos e impresos en idiomas extranjeros; lecciones fueron
enviadas por correspondencia y formaron grupos en muchas ciudades grandes. Como una cadena sin fin, las Enseñanzas se esparcieron, pero el trabajo en el plano físico de este gran mensajero estaba por terminar.

Su compañera había sido bien entrenada para llevar el trabajo en el plano físico porque un trabajo mayor le esperaba en los planos altos. Él estaba bien enterado que sus días eran pocos, y él preparó su trabajo para que cuando su llamado viniera la señora Heindel pudiera continuar sin él. Los últimos días de su vida estuvieron llenos de paz, incluso de felicidad, estando la señora Heindel con él en su oficina. Después del desayuno en enero 6 de 1919, ella fue llamada a su oficina para terminar algo de trabajo dirigiendo a las secretarias. Alrededor de las 4 pm, Max Heindel, quien había hecho un borrador de una carta para la encargada de la oficina local de correos, trajo la carta a la oficina de la señora Heindel para su aprobación, porque él nunca hacía cambios o comenzaba un nuevo proyecto a menos que lo consultara con su pareja en quien confiaba.

Mientras la señora Heindel estaba leyendo su carta, Max Heindel, quien había estado de pie a su lado, cayó lentamente a la carpeta; no cayó pesadamente como es usual, como si unas manos amorosas lo hubieran estado sosteniendo y lo hubieran depositado abajo
gentilmente. Sus últimas palabras mientras miró hacia arriba a la cara de la señora fueron, “Estoy bien querida”, y pasó a la inconciencia. Con estas amorosas palabras es sus labios pasó al Gran más allá, donde él a través de su devoción a Dios y a la humanidad había preparado un gran trabajo con el grupo de “Ayudadores Invisibles”, a través de los cuales el trabajo de curación es llevado a cabo. ¿Ha finalizado el trabajo de Max Heindel?.

No verdaderamente, el trabajo especial en que la Orden Rosacruz está interesada, es que los Ayudadores Invisibles, a través de los cuales se hace un gran trabajo de curación, sea realizado. A Max Heindel le aseguró su Maestro que él era el instrumento a través del cual un gran movimiento sería inaugurado, un movimiento que tendría una misión especial: hacer de la religión cristiana un factor de vida en la tierra.

El esfuerzo de estos dos grandes mensajeros Madame Blavatsky y Max Heindel,
fueron muy similares. Ambos espíritus fueron encerrados en cuerpos con sufrimientos, y
ambos estaban en necesidad de ayuda financiera la cual fue negada a ambos, ambos fueron despreciados y olvidados por sus amigos hasta que la muerte los tomó, entonces el mundo comenzó a darse cuenta de su grandeza.
Max Heindel fue un gran admirador de Madame Blavatsky, él vio en ella sus
propias luchas futuras, él después de haber sido contactado por los Hermanos de la Rosa Cruz, con el espíritu en llamas con el deseo de dar al mundo el gran conocimiento que le había sido revelado, sabiendo que sus años estaban contados y que su cuerpo físico no podría soportar el esfuerzo de la vida del pionero. Como Madame Blavatsky, el tenía constante dolor y tenía necesidad de grande ayuda, tanto física como financiera. El esfuerzo y el infortunio que estas dos almas sufrieron eran responsables en gran manera de acortar sus días en el cuerpo físico. Pero el gran trabajo que ellos habían realizado, fue una bendición para la humanidad.