Esta semana les recomendamos el texto:
¡Qué desgracia fuera para el mundo que la riqueza pudiese dar la felicidad, como a la mayor parte de las gentes les parece! Si la riqueza fuese esencial a la felicidad y el hombre hubiera de ser rico para ser feliz, siempre fuera feliz el rico y desdichado el pobre. Pero las riquezas no dan de por sí la felicidad. Para que el dinero haga feliz a un hombre es preciso que lo emplee bien, sin convertirlo en halagador de concupiscencias.
Riqueza y felicidad – Orison Swett Marden
La riqueza en manos de ignorantes y bellacos, no puede contribuir a la verdadera felicidad, porque nadie puede ser verdaderamente feliz sin un elevado ideal y un alto propósito en la vida.