Esta semana les recomendamos el texto:
Los Espíritus de la Naturaleza son a veces visibles a simple vista, pero sólo pueden ser dominados por aquellos que controlan los elementos en los que estas entidades viven. Por consiguiente el poder del hombre sobre esos elementos le otorga el predominio sobre esos reinos. Según los antiguos, los elementales estaban originalmente bajo el dominio del hombre adámico, y están siempre sometidos a aquel que es dueño de su sustancia. Sirven con sinceridad, aunque no comprenden o reconocen las necesidades de la raza a la que sirven. Guiados por jerarquías más elevadas, estos seres son la base inteligente de los fenómenos naturales, y ayudan a implantar cualidades y poderes dentro de la planta, el mineral, el animal y el hombre.
Prácticamente toda la sabiduría oculta del mundo se basa en el conocimiento de los cuatro éteres y de sus poderes como factores en el desenvolvimiento de las combinaciones de formas. Los éteres en los cuerpos de los minerales, plantas, animales y el hombre, son la base de la diferenciación de estos reinos de vida. Sin su principio vital (que es, en verdad, el Hiram Abiff de la Masonería) la construcción del templo de las edades no podría proseguirse.