Esta semana les recomendamos el texto:
Una persona puede emplear su magnetismo o fluido vital, no sólo para mesmerizar o curar a otros, sino también para impregnar objetos físicos de manera algo similar. En efecto, cualquier objeto que haya estado en íntimo contacto con un individuo absorbe el
magnetismo del mismo; en consecuencia, tenderá a hacerse sentir en la persona que lo use, creando en ella el mismo estado de ánimo o de pensamiento de que está cargado. Esto, naturalmente, es en parte la razón de ser de los talismanes, amuletos y reliquias; lo mismo que de los sentimientos de devoción y de reverencia que, a veces, emanan, literalmente de los muros de catedrales e iglesias, cada piedra de las cuales en un talismán, cargado con la devoción y reverencia del constructor, consagrada por el obispo y reforzada por las formas mentales devocionales de generaciones sucesivas, en el transcurso de cientos o miles de años.
El proceso está constantemente en acción, aunque pocos son conscientes de ello. Así, por ejemplo, el alimento tiende a cargarse con el magnetismo de los que lo manipulan o se acercan al mismo; hecho que está tras de las reglas estrictas que los hindúes observan con respecto a comer en la presencia de uno de casta inferior, o tomar alimento sometido al magnetismo del mismo. Para el ocultista, la pureza magnética es tan importante como la limpieza física.