Cada vez que vemos la fraternidad con los ojos del corazón comenzamos a notar en nosotros el alma de esta, que nos guía siempre por el sendero correcto, amando sin medida y disfrutando cada momento gracias al estado ideal que ella nos ha proporcionado.
Cada sonrisa de las que fueron testigo estas antiguas paredes de la escuela, cada sentimiento y cada amistad que fueron forjadas en su interior son los más hermosos recuerdos que nos ha dejado su amor. La transformación de un ser brutal e indolente en un ser lleno de amor y bondad son las muestras de su eficacia en la educación espiritual.
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